El expresidente Donald Trump ha impulsado una serie de reformas fiscales y económicas que han sido objeto de fuertes críticas por parte de expertos y analistas, especialmente por su impacto desigual en la distribución de la riqueza. El llamado megaproyecto de ley promovido durante su administración, especialmente la Ley de Recortes de Impuestos y Empleos (Tax Cuts and Jobs Act) de 2017, es considerado por muchos como una transferencia regresiva de riqueza: es decir, una política que beneficia desproporcionadamente a los sectores más ricos de la sociedad a expensas de las clases medias y bajas.
¿Qué significa una “transferencia regresiva de la riqueza”?
Una transferencia regresiva de riqueza se refiere a cambios en la política fiscal que aumentan la concentración de recursos económicos en los estratos más altos de ingresos. A diferencia de un sistema progresivo, donde los que ganan más pagan proporcionalmente más impuestos, una política regresiva reduce las cargas a los más ricos mientras que incrementa, o al menos mantiene, la presión sobre los más pobres.
Impacto de la ley de Trump
El megaproyecto de ley de Trump recortó significativamente los impuestos corporativos, reduciendo la tasa del 35% al 21%. También disminuyó los impuestos individuales, pero de manera desigual. Mientras que las reducciones para las empresas son permanentes, muchas de las rebajas para individuos y familias de clase media son temporales y expiran en los próximos años.
Un análisis del Tax Policy Center demostró que en el primer año, el 83% de los beneficios de esta ley fueron a parar al 1% más rico de la población. Las grandes corporaciones, accionistas y ejecutivos vieron aumentos sustanciales en sus ingresos netos, mientras que los trabajadores comunes recibieron beneficios mínimos y de corta duración.
Consecuencias económicas y sociales
Este tipo de políticas puede agudizar la desigualdad económica, una de las mayores amenazas estructurales para cualquier democracia. Cuando las clases medias sienten que el sistema no les favorece o que están siendo marginadas, crece el descontento social, la polarización política y la desconfianza en las instituciones.
Además, la disminución de ingresos fiscales por los recortes impositivos pone en riesgo la financiación de programas sociales como la salud pública, la educación y la infraestructura, afectando especialmente a los sectores más vulnerables.
Críticas y defensa del proyecto
Los defensores del megaproyecto de ley argumentan que los recortes fiscales incentivan la inversión, estimulan el crecimiento económico y crean empleos. Sin embargo, múltiples estudios han demostrado que el crecimiento económico derivado de esta ley fue modesto y, en muchos casos, no justificó la pérdida de ingresos fiscales.
Por otro lado, las críticas apuntan a que se trata de una política diseñada para beneficiar a las élites económicas y grandes corporaciones, perpetuando un sistema en el que “los ricos se hacen más ricos” mientras que el resto apenas progresa.
Conclusión
El megaproyecto de ley de Trump, lejos de representar una reforma equitativa, ha reforzado un modelo económico desigual. Su legado fiscal ha dejado una marca duradera en la economía estadounidense, exacerbando la brecha entre ricos y pobres y planteando serias dudas sobre la justicia y sostenibilidad del sistema tributario en Estados Unidos. La discusión sobre cómo redistribuir la riqueza de manera justa sigue siendo un desafío pendiente en el país.
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